10/04/2019

SAN FRANCISCO DE ASÍS, ENAMORADO DE LA VIDA

ASÍ FUE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Hoy celebramos la festividad de este santo, destacado como una de las grandes figuras de la espiritualidad en la historia de la cristiandad.

Foto de mi autoría, 03/10/19.
Detalle: Altar de la imagen de San Francisco, posiblemente restaurada.
Templo de la Recolección, Ciudad de Guatemala.


Conocido también como "El Pobrecillo de Asís", fue un hombre decidido, perseverante, creyente, orante, humilde, obediente, radical, pacifista y amante de la naturaleza, por eso el Papa Juan Pablo II, lo proclamó Patrón de los Ecologistas.

Proveniente de una familia acaudalada, durante su juventud llevó una vida despreocupada y mundana, quería ser exitoso.

Antes de encontrar su verdadera vocación y realizar su obra misionera, se unió al ejército, cuando tenía cerca de 19 años.

Luchó en la batalla entre las ciudades de Perugia y Asís, pero cayó prisionero durante un año. Allí padeció una grave enfermedad, durante la cual decidió cambiar su vida de manera drástica.


Empezó a mostrar una conducta de desapego a lo terrenal, abandonó todas sus posesiones y lujos a los que estaba acostumbrado a vivir, hasta renunció a su herencia familiar.

El punto culminante de su transformación fue cuando empezó a convivir con los leprosos, a quienes antes no soportaba mirar, encargándose de curarlos y cuidarlos.

Se dedicó a la reconstrucción de la Capilla de San Damián, después de que una voz proveniente del crucifijo de esa iglesia le ordenara lo siguiente: ”Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas”. También restauró la Capilla de Santa María de los Ángeles.

Los grandes gastos en obras de caridad le molestaron tanto a su padre Pietro Bernardone dei Moriconi, un mercader de telas, que por ese motivo lo acusó ante las autoridades civiles y eclesiales; como castigo lo encerró en un calabozo, pero su madre Donna Pica Bourlemont, lo liberó de las cadenas, por lo que le ocasionó problemas ese maternal gesto.

Por seguir a Cristo fielmente, recibió los cinco estigmas en su propio cuerpo, a la edad de 43 años, durante un largo ayuno de cuarenta días, mientras se preparaba para la Fiesta de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre de 1224.


Su manera de predicar, era por medio de laudas o alabanzas, con el objetivo de llamar la atención de los demás, así mostrarles el amor de Dios, y de ese modo honrarlo, como podremos ver en: 


"EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS" (1225)

10/03/2019

EL TRÁNSITO DE SAN FRANCISCO

EL PASO DE LA MUERTE A LA VIDA ETERNA DE UN SANTO



Reflexiones y bellos cantos durante la actividad.
Foto de mi autoría, 03/10/19.



Hoy fue la representación del Tránsito de San Francisco, en el interior del Templo de la Recolección, zona 1 de la Ciudad Capital, la cual organizó el grupo Juventud Franciscana (JUFRA), quienes junto con los coros de las dos Hermandades encargadas de las procesiones que allí se realizan durante el año (Hermandad de Dolores, y Hermandad C. I. Jesús Nazareno del Consuelo y Asoc. Cruzados del Sto. Sepulcro), amenizaron con bellos cantos; todo esto previo a su Festividad que es celebrada cada 4 de octubre.



Foto de mi autoría, 03/10/19.
Grupo Juventud Franciscana, JUFRA.



Foto de mi autoría, 03/10/19.
Actor representando a San Francisco de Asís, mientras entona un cántico
de camino a su lecho de muerte rodeado de flores.



Al finalizar la actividad, en una emotiva despedida y con un abrazo fraterno entre los participantes, se entonó el conocido cántico extraído de la oración atribuida a San Francisco de Asís, "Hazme un Instrumento de tu Paz" el cual incluyo a continuación: 


Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.

Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la fe.
Que allá donde hay desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.


Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar.

Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de si mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo, como se resucita a la vida eterna.




Foto de mi autoría, 03/10/19.
Al finalizar la actividad, una emotiva despedida con el cántico de San Francisco de Asís.